Dina Carrillo.
34 años.
Lic. Administración/Lic. Enseñanza de español para extranjeros.
México, D.F.
La primera vez que me animé a salir en bici fue a consecuencia del deseo de sentir lo que mi amigo Beto “El Loco” transmitía a través de las fotos que publicaba en su Face. Él siempre lucía contento y saludable no importando si hacía calor, frío o incluso llovía. Aquellas postales se me clavaron tanto en la memoria al grado de motivarme y pedirle que me permitiera rodar con él en las noches. Obvio, comencé en Bicitekas. Fue una noche lluviosa de julio del 2012 con una Benotto 24 y canastita incluída. ¡Increíble!
Posteriormente me incorporé a Demos Bike, un grupo que me ayudó bastante a elevar mi nivel y mejorar mi condición. Rodaba diario con ellos y no me importaba llegar a casa a las 3:00 am sedienta, hambrienta, a veces, destrozada por la exigencia de la rodada; simplemente iba a la cama y dormía feliz las cuatro horas que restaban de la noche antes de iniciar mi jornada laboral.
Me da mucha risa recordar cómo me hacían burla de mi bici, ¡claro!, todos ellos con sus súper aviones y yo con mi 24 (a la que decidí quitarle la canastita después de estamparme con una caseta telefónica)que por su fuerza y valentía decidí llamarla “Super 24” y sí, es bien cierto, esa bici me llevó a lugares que jamás había imaginado pisar y menos en la madrugada; calles, avenidas, autopistas, cerros y hasta a volcanes; fue (y es) leal conmigo porque nunca me dejó tirada, yo confiaba en ella y ella en la potencia de mis piernas; sus frenos nunca fallaron y hasta la fecha sólo dos veces se ha ponchado y es que es ¡toda una guerrera!
El cambio había llegado a mi vida. Justo en una noche de lluvia lo conocí y la palabra mágica “Maruata” nos dijo que sería bueno compartir esta nueva manera de ver el mundo, desde entonces estamos juntos y sí, la bici nos unió.
Paulatinamente y acorde a lo antes mencionado de manera repentina y casi sin darme cuenta ya estaba trabajando cerca de casa donde la bici se volvió al 100% mi medio de transporte. Ahora voy y vengo en bici al trabajo, a la escuela, a la tienda, al mercado (porque yo no consumo en Wal Mart), al parque, al museo, a la Cineteca, a reuniones con amigos ¡uff!, a cualquier lado.
Desde que conocí el placer de rodar, no he podido parar y entre más pedaleo mayor es mi deseo de seguir, mi salud es perfecta, me siento llena de vida y no importa cuán difícil haya sido mi día, siempre está ella, mi Super 24 para desahogar mis penas e incrementar mis alegrías.